Una frontera puede ser una línea imaginaria o un muro. Puede ser una montaña, una costa, un río o un mar. Las fronteras se dibujan para dividir, controlar, excluir. Son construcciones socio-políticas que, muchas veces, se convierten en límites para la vida misma.
El genocidio del pueblo palestino no comenzó ayer. Tampoco un 7 de octubre. Es el resultado de décadas de ocupación, desplazamiento forzado y violencia sistemática, sostenido por una narrativa dominante que busca deshumanizar a toda una comunidad.
Este foco apenas intenta generar un espacio de reflexión a través de tres títulos que dialogan entre sí: un largometraje y un cortometraje que trabajan con archivos históricos para reinterpretar el pasado y leer el presente, y otro largometraje que narra una realidad apremiante, imposible de entender sin una mirada crítica sobre la historia reciente y pasada.
Estas obras invitan también a pensar las fronteras: quién las impone, quiénes las transitan, y qué ocurre cuando se cruzan. En ese límite se juegan nociones de cultura, identidad y soberanía. Un río y un mar pueden ser fronteras, pero también, pueden ser símbolos de libertad.
Desde el río hasta el mar, Palestina será libre.
Mariano Pozzi
Coordinador de Programación