El cierre de las fronteras interiores de Europa ha obligado a los inmigrantes a atravesar pasos montañosos de gran altura, como los que se encuentran en la zona de esquí conocida como “La Vía Láctea”. De día, las pistas son lugares llenos de diversión. De noche, se convierten en el escenario de una historia de terror y violaciones a los derechos humanos: los inmigrantes, poco preparados, desafían el frío y los controles de las autoridades francesas. Activistas de ambos lados intentan ayudarlos.