Alma y sus hijos son asesinados en el conflicto armado de Guatemala. Treinta años después, se inicia una causa penal contra Enrique, un general retirado que supervisó el genocidio. Enrique es absuelto mediante un juicio nulo y el espíritu de la Llorona se desata para vagar por el mundo como un alma perdida entre los vivos. Por la noche, Enrique la escucha llorar. Su familia cree que está teniendo episodios de demencia. No imaginan que su nueva ama de casa llegó en busca de venganza.