Cebaldo deja su tierra natal Guna Yala y se dedica a trabajar como asistente de pescadería en un pueblo al norte de Portugal. El hombre sufre una gran nostalgia y, en su soledad, recurre a los recuerdos que lo rescatan de la rutina y lo sumergen en un viaje interior con el que regresa a su aldea en Guna Yala. Allí, un chamán lo hace enfrentarse a la imposibilidad de volver al pasado y entregarse a una cuarentena medicinal, un baño para curar el alma.