Osaín, hijo del mítico documentalista cubano Santiago Álvarez, realiza un viaje iniciático a Vietnam para encontrar las razones y sinrazones que llevaron a su padre a arriesgar la vida para filmar la guerra en los años sesenta y setenta. En Vietnam, Osaín atestigua y retrata los efectos continuos del Agente Naranja 45 años después del final de la guerra y, a través de este film echa luz sobre el alma de su padre y la pasión y las ideas que impulsaron su trabajo cinematográfico seminal.